El relactador es un dispositivo que suele generar algunas preguntas, ya que lo más normal es que no conozcas de su existencia hasta que lo necesites. En pocas palabras, el relactador es un sistema de suplementación que facilita una lactancia mixta para el bebé, facilitando además su cercanía con la madre (a diferencia de lo que ocurre con otros sistemas como el biberón).
En este artículo te explicamos qué es el relactador, como usarlo y cuáles son sus ventajas e inconvenientes. Al final del mismo, resolvemos las principales preguntas frecuentes sobre el uso del relactador.
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¿Qué es el relactador?
El relactador cuenta con un recipiente del que salen una o dos sondas. El recipiente contiene la leche y las sondas se colocan justo encima del pezón de la madre, de modo que el bebé puede succionar tanto el pecho como la leche del recipiente y puede ingerir una cantidad de leche mayor.
Los relactadores que puedes encontrar en tiendas de puericultura y en grandes plataformas como Amazon, suelen incluir sondas de diferente tamaño o calibre. Esto permite usar una u otra según la edad y la situación de cada bebé (al principio se suelen utilizar sondas más grandes, hasta que el bebé y la mamá se han habituado al uso del relactador.
En definitiva, el relactador no deja de ser un sustituto del biberón, además con el beneficio de proporcionar una mayor cercanía entre el bebé y la madre. Al final, se trata de una pequeña «trampita» para que el bebé se crea que está recibiendo todo el alimento a través de la teta. Con esto se consigue que aumente su interés y mame y succione con más ganas e interés.
¿Tengo que comprar un relactador o puedo usar uno casero?
En Amazon y en otras tiendas puedes encontrar relactadores con una muy buena relación calidad-precio. No obstante, si te da miedo dar el paso por si finalmente no lo acabáis usando, podéis probar antes fabricando vosotros mismos vuestro propio relactador casero.
Hacer un relactador casero no tiene ningún tipo de secreto: únicamente necesitas un recipiente para la leche y una sonda del calibre 5 o 6 (que puedes encontrar en cualquier farmacia). Utiliza un esparadrapo para fijar la sonda al pecho.
¿Cuando usar el relactador?
El principal motivo del uso del relactador es la pérdida o producción baja de leche, así como en casos de bebés que no ganan peso.
Pero existen otros motivos que pueden llevar a tener que utilizar un relactador, por ejemplo en el caso de mujeres con pecho hipoplásico, mastectomía, adopciones o para que los bebés que no saben succionar correctamente aprendan a hacerlo.
¿Cuándo no usar el relactador?
Ahora que ya sabes en qué casos es recomendable utilizar el relactador, está bien que sepas en qué situaciones no hacerlo. Son principalmente dos:
- Si la madre no se siente cómoda usándolo: lógicamente, no te recomendamos usar un relactador si no te sientes cómoda con él. Lo principal en el proceso de lactancia es que tanto como el bebé como la madre se sientan cómodos.
- Si el bebé no tiene suficiente fuerza: hay casos en los que el bebé puede no tener la fuerza necesaria para succionar y extraer la leche del relactador, por ejemplo cuando son prematuros o tienen alguna enfermedad.
Ventajas del relactador
¿Cuáles son las ventajas de utilizar un relactador? Te las explicamos a continuación:
- Mejora la succión del pecho: al utilizar un relactador en lugar de un biberón, evitamos que el bebé confunda la teta con la tetina, lo que se traduce en tomas complicadas y dolorosas (debido a la diferente manera de succionar).
- Lactancia más prolongada: al eliminar el biberón, el bebé siempre relaciona el pecho con la alimentación, lo que evita que lo asocie al biberón y contribuye a que la lactancia sea más larga.
- Mayor producción de leche: la succión de leche estimula su producción, por lo que el uso del relactador posiblemente implique que ya no necesites un sacaleches (o al menos, que puedas reducir su uso).
- Reduce los gases, alergias o infecciones de oído: además, contribuye a prevenir la obesidad, diabetes y enfermedades respiratorias.
- Mayor saciedad: la succión del pecho es más lenta que la del biberón, lo que hace que el bebé sea consciente antes de que está saciado, por lo que no come más de lo que necesita.
Desventajas del relactador
Ahora que ya conoces los beneficios del uso del relactador, vamos a ver sus principales inconvenientes:
- No es cómodo de usar fuera de casa: seguramente el principal inconveniente del relactador es que es un poco aparatoso de utilizar fuera de casa. En todo caso, dependerá de cada mujer que esa incomodidad implique dejar de utilizarlo.
- El bebé puede succionar de manera incorrecta: en ocasiones, hay bebés que se dan cuenta de que la sonda ofrece un flujo mayor que la teta, por lo que es posible que decidan succionar solo de la sonda. En estos casos, conviene pinzar la sonda para que enseñar al bebé a succionar bien.
- La leche de suplemento puede no fluir bien: en casos de coagulación de la leche o si hay grumos, es posible que no fluya bien y dificulte la succión del bebé. Para evitar esto, lo mejor es preparar la leche con agua que esté a temperatura ambiente.
Trucos a la hora de usar el relactador
Ahora ya sabes todo sobre el relactador, pero es posible que te preguntes: ¿Hay algún truco más para mejorar su desempeño? Ahí van:
- Utilizar la sonda pequeña o mediana: como sabes, la mayoría de relactadores que puedes comprar tanto en Amazon como en tiendas de productos para bebés incluyen 3 sondas: una grande, una mediana y una pequeña. Lo recomendable es que utilices la pequeña o la mediana, ya que la grande sólo está indicada al principio, en los casos en los que hay que mostrar al bebé por dónde sale la leche para animarlo a succionar.
- Pinzar la sonda de forma intermitente: de esta manera, imitamos las variaciones de caudal de leche del pecho, favoreciendo que el bebé no se acostumbre a mamar únicamente de la sonda.
- Evitar las obstrucciones: ya sabes que las obstrucciones de la sonda suelen deberse a la coagulación de la leche o a la presencia de grumos. Aun así, si se produce una obstrucción, deberás pinzar una y otra sonda alternativamente, apretando el envase de la que no hemos pinzado, hasta que veas que la leche vuelve a fluir con regularidad.
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